Hora Santa 26 de junio 2025
Únete a la adoración a Jesús Sacramentado. Todos los jueves: desde las 9:30 a.m. (durante el día) y a las 7:00 p.m. (en punto). Esta semana oramos para pedir por los sacerdotes.
HORA SANTAFE Y RAZÓN
MESC
6/26/20255 min read


Queremos unirnos espiritualmente en oración para pedir a nuestro Señor Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, por los sacerdotes del mundo entero y por los sacerdotes de nuestra parroquia, en especial por el Sr. Cura Párroco, Padre José González, y nuestro Vicario, Padre Juan Antonio De Luna, quienes nos siguen pastoreando en nuestro caminar. Que Jesús Misericordioso les conceda un corazón dócil y humilde en todo cuanto ha depositado en sus manos.
Todos: Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus sacerdotes, el Sr. Cura Párroco, Padre José González, y nuestro Vicario, Padre Juan Antonio De Luna. Enciende en ellos el fuego de tu amor; un fuego que encienda, que arda y que queme, hasta consumirlos al grado de que ya no quede nada de su viejo ser; para que tú puedas vivir, sentir, amar, moverte y actuar por medio de ellos sin que nada te estorbe.
Lector:
Revive en ellos tus frutos y tus dones, que has sellado tres veces en su alma: en su bautismo, en su confirmación y en su ordenación sacerdotal. Hazlos sentir cuál es el fruto y el don que más deseas que se manifiesten en su persona y que sea el sello de su sacerdocio.
Lector:
Los sacerdotes son instrumento del Señor y prolongación de su Santísima Humanidad. No actúan en nombre propio, ni son simples representantes del pueblo, sino que hacen las veces de Cristo. De cada uno de ellos se puede decir que, escogidos entre los hombres, están constituidos en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios.
Canto
Lectura del libro del profeta Jeremías (1, 4-10):
El Señor me dirigió la palabra: "Antes de formarte en el vientre, te elegí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te constituí profeta de las naciones". Yo repuse: "¡Ay, Señor, Dios mío! Mira que no sé hablar, que solo soy un niño". El Señor me contestó: "No digas que eres un niño, pues irás adonde yo te envíe y dirás lo que yo te ordene. No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte". Oráculo del Señor. El Señor extendió la mano, tocó mi boca y me dijo: "Voy a poner mis palabras en tu boca".
Palabra de Dios.
Silencio breve
Reflexión
El libro del profeta Jeremías se centra en la llamada de Dios y en la confianza que debe tenerse en su presencia y guía. El texto destaca la importancia de la obediencia a la voluntad de Dios, incluso cuando no se entiende completamente, y la necesidad de no tener miedo ante los desafíos que se presenten.
El llamado de Dios: Dios llama a Jeremías a ser profeta incluso antes de que naciera. Esto muestra la previsión y el amor de Dios por Jeremías y por su pueblo.
Confianza en Dios: Jeremías debe confiar en la presencia y guía de Dios, aunque sienta miedo o incertidumbre.
Obediencia a la voluntad de Dios: Jeremías debe obedecer la voluntad de Dios, aunque no entienda completamente los motivos o las consecuencias.
No tener miedo: Dios promete estar con Jeremías para librarlo de los peligros y las adversidades.
El poder de la Palabra: La Palabra de Dios es poderosa y capaz de llevar a cabo su voluntad.
La palabra de Dios nos invita a escuchar su llamada en nuestras vidas y a confiar en su guía, incluso cuando no vemos claramente el camino a seguir. Debemos tener la valentía de obedecer a Dios, no tener miedo y confiar en que Él estará con nosotros para librarnos de los peligros y las adversidades. Así como Jeremías fue llamado, también nosotros somos llamados con un propósito y misión que cumplir. Pero muchas veces uno se menosprecia a sí mismo, diciendo o pensando que no estamos preparados o que no tenemos capacidades para hacerlo. Dios nos dice que antes de nacer nos santificó; Él ya nos prepara desde el vientre de nuestra madre. Solo necesitamos que Él nos dirija para capacitarnos. Dios no busca personas sabias, sino que Él las hace sabias y las capacita.
Canto
ORACIÓN DE LOS FIELES
Lector: Invoquemos ahora a Dios nuestro Padre, suplicándole por las necesidades de los sacerdotes y de toda la humanidad, rogándole que, por su bondad, se acuerde de nosotros con misericordia. A cada petición responderemos:
Todos: Tú, Señor, eres nuestro único Pastor.
Por el Sr. Cura Párroco, Padre José González, para que el Señor conserve en él la gracia del Espíritu Santo, sirva con fidelidad a la Iglesia y cuide del pueblo de Dios que se le ha confiado. Oremos.
Encomendamos a Nuestra Madre Santísima, en especial al Sr. Cura Párroco, Padre José González, y a nuestro Vicario, Padre Juan Antonio De Luna, para que nuestro buen Dios los asista en todos sus proyectos, les dé las fuerzas, la inteligencia y todo lo que necesitan, y sigan haciendo mucho bien a nuestra comunidad parroquial, cumpliendo la voluntad de Dios en su ministerio sacerdotal. Oremos.
Lector: Escucha, Señor, nuestras oraciones. Escucha con bondad las súplicas de los que te invocan. Por Cristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
Canto
Todos: Dios Espíritu Santo, en este día te pedimos que vuelvas a inundar el alma de tus sacerdotes como en el día de su ordenación. Que vuelvan a sentir el gozo, la felicidad, la emoción tan grande de ese día. Que nunca dejen de sentir lo que sintieron ese primer día; que su vida nunca se convierta en una rutina; que cada día amanezca con el mismo celo y la misma voluntad de servirte y de servir a los demás.
Lector: Haz que siempre den buen ejemplo; que los que se acerquen a ellos sientan que se acercaron a Ti y que por medio de ellos toques sus vidas. Dales la humildad de reconocer que no somos nada, ni somos dignos de nada, pero que por medio de tu misericordia y de tu amor nos das todo sin merecerlo; y que lo único que nos queda es aceptarlo y pasar cada instante de nuestras vidas agradeciendo.
Lector: Fortalece sus puntos débiles, que son donde Tú manifiestas tu gloria, y sostén sus puntos fuertes. Que sepan reconocer con humildad y con verdad que lo bueno que hay en ellos no es más que un reflejo de Ti mismo.
Lector: No permitas que el enemigo obstaculice su camino. Que cuando lleguen las tentaciones, tengan la fuerza para vencerlas al instante; que nunca lleguen a ofenderte con la ayuda de tu gracia. Que sepan reconocer al enemigo cuando se les presente disfrazado y que sepan ahuyentarlo con el nombre de Jesús y de María. Tu pueblo, Señor, necesita que ellos y todos tus sacerdotes sean santos y totalmente entregados a tu servicio. Ayúdalos, porque lo que Tú les pides es muy difícil y sin Ti nada podrán hacer.
Lector: Te pedimos por todas las intenciones que ellos tengan en su corazón. Que sus sueños, sus anhelos y sus deseos siempre estén de acuerdo con tu voluntad.
Todos: Oh Jesús, que has instituido el sacerdocio para continuar en la tierra la obra divina de salvar las almas, protege a tus sacerdotes, especialmente al Sr. Cura Párroco, José González, y a nuestro Vicario, Padre Juan Antonio De Luna.
Que se refugien en tu SAGRADO CORAZÓN. Guarda sin mancha sus MANOS CONSAGRADAS, que a diario tocan tu SAGRADO CUERPO, y conserva puros sus labios teñidos con tu PRECIOSA SANGRE.
Haz que se preserven puros sus corazones, marcados con el sello sublime del SACERDOCIO, y no permitas que el espíritu del mundo los contamine.
Aumenta el número de tus apóstoles y que tu Santo Amor los proteja de todo peligro. Bendice sus trabajos y fatigas, y que, como fruto de su apostolado, obtengan la salvación de muchas almas, que sean su consuelo aquí en la tierra y su corona eterna en el Cielo.
Amén.
Canto
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